domingo, 5 de julio de 2009

Exijo mis derechos

¡Exijo mis derechos!

Es cosa sabida que en la época de degeneración y decrepitud que nos ha tocado vivir está muy de moda exigir derechos y es cosa muy fea que nos atribuyan deberes o muy tonta atribuirselos uno libremente. Así pues, para no romper con la línea general de esta época inmoral y egoísta vengo yo también a exigir mis derechos. En verdad, vengo a exigir sólo uno. Y, además, un derecho muy especial, porque este derecho no es natural, ni civil, ni social, ni mucho menos producto del "consenso social", sino un derecho -entiendo yo que- positivo que nos ha dado de manera especial Dios. Es el derecho por excelencia. Me atrevo a decir que más importante aún que el derecho a la vida, pues nos abre la puerta a la Vida Eterna. Sin más rodeos, yo exijo mi derecho a ser católico. Católico de verdad.
¿Que si quiero ser católico me vaya a la Iglesia y me deje de pamplinas? ¡Pero si he hecho eso y se me ha negado el derecho a ser católico! A ver, trataré de explicarme con unos sencillos ejemplos.

Yo exijo mi derecho a una Santa Misa tradicional, la de S. Pío V. Pero no, la cosa está complicada. Incluso con el Summorum Pontificum. Pues al menos exijo el derecho a una Santa Misa celebrada conforme a las normas litúrgicas, con reverencia, adoración, en latín, con canto gregoriano. Pero no, lengua vernácula, guitarritas y, a veces, ni reverencia ni adoración.

Exijo mi derecho a que en las homilías me hablen del pecado, de como ir al cielo, de la Iglesia militante, purgante y triunfante, de la virtud, de los santos, de la Santísima Virgen María, de moral, del Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo, de los males y peligros del ateísmo, el indiferentismo y el libertinaje. Pero no, me hablan de una solidaridad laica y de hacer "un mundo mejor". ¿Pero qué mundo mejor ni que niño muerto si aquí estamos sólo de paso? ¡Yo lo que quiero es saber como ir al cielo y ni eso me dicen!

Exijo mi derecho a que se anoten en el Índice las películas y libros para que antes de verlas o comprarlos hacerme una idea de lo que voy a ver y si va a merecer la pena o no. O si quiera si me sería lícito o no. Pero no, me tengo que enterar por diversas páginas webs de internet.

Exijo mi derecho a que cuando un teólogo enseña doctrina falsa y errónea, que me pueda llevar a condenarme irremisiblemente si le hago caso, sea excomulgado y sus obras condenadas para que quede claro que no es alguien a quien hacer caso. Y si un sacerdote enseña doctrina errónea en sus homilías se le haga lo mismo o se le revoque su práctica sacerdotal. Sí, es cierto, si esto se hiciese serían tantos los teólogos y sacerdotes que habría que quitar... Pero mejor así, sinceramente.

"Exijo mi derecho" a que en las catequesis y "clases de religión" que recibí en el instituto, en vez de enseñarme chorradas posmarxistas o simplemente nada me hubiesen enseñado verdades fundamentales de la fe y cosas tan básicas como saber hacer un acto de contrición, distinguirlo del de atrición, distinguir un pecado mortal de uno venial, enseñarme el Credo, etc.

En fin, tampoco pido demasiado. Solamente que en la Iglesia me enseñen la misma fe y de la misma forma que se la enseñaron a mis abuelos, a mis bisabuelos, etc. y que no hubiesen hecho experimentos raros con mi fe que no me han llevado hacia la eterna condenación por pura gracia y misericordia divina.

Hoy muchos sacerdotes y católicos se estremecen de que las iglesias estén vacías. ¡Pero coño! Si sólo se enseñan memeces, ¿qué esperáis? Volved a enseñar la fe católica íntegra. Volved a coger el catecismo de Trento, volved a enseñad el catecismo de S. Pío X y entonces veréis como vuelve a la gente a la Iglesia. Porque la gente lo que quiere saber es cómo ir al cielo, no chorradas de solidaridad laica. Y volved a celebrar la Misa de S. Pío V, porque la gente quiere tocar el cielo, no verle la cara al cura.

Pues eso, exijo mi derecho a ser católico.

P.D. Este post no es otra cosa mas que un exabrupto, un espumarajo de enfado por haberme levantado un buen día y descubrir que poco tengo de católico y tener que coger libros antiguos, de señoras ya casi en la tumba, para enterarme de qué es ser católico y cómo vivir la fe. ¡Horrible! (Uno de estos libros es "Para Salvarte" de Jorge Loring (34ª ed. postconciliar (y aun siendo postconciliar, ¡Dios mío, que diferencia!))).

Sacado de: http://heroedeotrotiempo.blogspot.com/

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